sábado, 24 de septiembre de 2011

Capitulo 2

Mi noche romántica arruinada por una llamada, quien me iba a decir que odiara la tecnología. Lo único bueno es que no era para una tontería, esa llamada representaba la libertad.

Entramos en el despacho del director, era un despacho que iría a juego con la edad media o con un cazador pero no con un director, las paredes de piedra, una alfombra roja que dejaba ver por los bordes que también el suelo era de piedra, una chimenea y una gran cabeza de un pobre ciervo eran toda le decoración de la sala.

El director se encontraba sentado en su sillón de piel detrás de su escritorio de madera de cedro. A la derecha se podía contemplar el bosque gracias a los grandes ventanales que el despacho poseía, a la izquierda un hombre de unos treinta años, con el pelo más negro que la noche y unos ojos azul cobalto nos observaba con maletín en mano, como una estatua como si esperase alguna reacción por nuestra parte.

Mi primera reacción fue la de esconderme detrás de Arco, esa habría sido mi primera yo, la que había llegado aquí hace dos años exactamente. Ahora había crecido, madurado, aumentado mi intelecto... como queráis decirlo, y conozco bien este mundo para saber que esta rodeado por un mundo sobrenatural, que la gente común no conoce o se niegan a conocer pero que esta ahí y si abres los ojos puedes verlo, un mundo de vampiros, linajes, poderes... y sobre todo maldad, y de la peor, la envidia, la hipocresía y muchas más.

Así que aquí estoy, a la derecha del ser al que amo, mi protector, el que nunca dejaría que me pasara nada malo ni yo a el, Arco.

- Arco- dijo el director sacándome de mis pensamientos- este hombre es por lo que te he hecho llamar.
- Mi nombre es Emilio, soy el abogado de su familia señorito Arco.
- Pues no me suena de nada su nombre, ¿Cómo ha dicho que se llamaba?
- Emilio señorito, ¿acaso no es usted Arco Montenegro heredero del patrimonio de los Montenegro?, porque si no es asi me temo que no tengo nada que hablar con usted.
- Si lo soy, pero bueno si me acuerdo o no de usted es lo menos importante, ¿que hace aquí si puede saberse?
- Vaya veo que a heredado la curiosidad de su madre joven.
- Arco muestra los modales que os hemos inculcado durante estos años, aunque trabaje para tu familia recuerda que es más mayor que tu y merece tus respetos.
- Si no se me va a olvidar se lo prometo, es solo que estaba haciendo algo importante y quería acabar cuanto antes para poder seguir.
- Bueno pues vayamos al grano, -mientras Arco se colocó detrás mía y me abrazó dandome besos en la mejilla y haciendo que enrojeciera, el abogado no dejaba de mirar dubitativo entre el maletín y yo- esto es algo privado señorita, sería mejor que nos dejara solos.
- Yo no estoy de acuerdo, Maya es mi novia así que se queda, jamás me separo de ella.
-¿Jamás?-pregunto el director.
- Jamás, la acompaño hasta en los sueños ¿verdad?

Vale admito que si antes estaba como un tomate ahora estaba como un pimiento colorado, aunque fuera verdad es muy vergonzoso que lo digan en voz alta.

- Bueno pues vayamos de una vez al grano señores y señorita, hoy me he reunido con usted Arco porque ya ha cumplido los dieciocho y la herencia ya esta en sus manos junto al patrimonio.
- Sabe de eso quería hablar yo también con usted.
-¿qué casualidad?, bueno, si me firma estos papeles el dinero de sus padres será oficialmente suyo junto con el castillo, los jardines y el título de conde.
- Ok, y dígame estaba pensando en irme a Stratford a vivir junto con mi novia y unos amigos, les hable de ello y están de acuerdo, ¿abra algún problema con ello?
- No, no debería haber problema.
- Gracias, y..., señor director quería hablar con usted también, porque nos queremos ir el viernes.
- Aja, y que pasa.
- Bueno, aún tenemos que hablarlo con Marta y Mateo, pero el caso es que quería saber si había que avisarle de que nos íbamos una semana antes o algo.
- Arco, como ha dicho el abogado ya tienes dieciocho, Maya , Marta y Mateo también, no hace falta que me pidáis permiso para eso, podéis hacer con vuestra vida lo que queráis.
- Genial, pues entonces Maya- dijo sobresaltándome- vayamos a continuar con nuestro aniversario vale,ya es tarde para ver las estrellas pero no para disfrutar de la noche.        

Nos volteamos y nos fuimos hacia los dormitorios.
- ¿No dijiste que íbamos a disfrutar de la noche ?
- Si ¿por?
- Porque estamos yendo a los dormitorios, no entiendo que quieres hacer.
- Sencillamente vamos a disfrutar de la noche como pareja, ¿lo entiendes así?

Roja, roja era quedarse corta, este chico si que sabía como ponerme colorada y poner todo mi mundo del revés, me sentía como si tuviera los pies en la cabeza en vez de en el suelo, era verdad que ya había pensado en esa posibilidad, Arco y yo eramos pareja por lo que alguna vez tendría que llegar el momento pero la cuestión era si este es el momento, si yo estoy preparada para dar ese paso, dejar de ser una niña en todas las formas, ser una mujer convertirme es ella, ¿eso era lo que quería? ¿ eso era lo que iba a pasar?

- Arco, no creo que este lista.
- ¿Qué?
- Lo siento pero no puedo- le dije poniendo la mano en el pomo de la puesta de mi habitación.- no estoy segura de querer dar ese paso.
- Espera, no abras.- dijo apartándome de la puerta de un empujón.
- ¿Porqué? es mi cuarto.
- Si pero dentro están Marta y Mateo, y ya sabes que ellos también tenían una cita.
- Si, ¿y?
- Me encanta que seas tan inocente - dijo dándome una de sus sonrisas torcidas que tanto me gustan.
- Ah pero ellos también...
- Maya, son humanos, en cierto momento las hormonas pueden ser muy plastas y por mucho que intentes controlarte- dijo acercándose a mi, agarrándome de la cintura y apretándome contra él- no puedes, y ellas vencen- dijo a escasos centímetros de mis labios
-Arco...- fue lo único que conseguí articular, su aliento rozando mi piel era todo lo que necesitaba en ese momento o eso creía porque cuando posó sus labios contra los míos y me pegó más a él si era posible, comprendí que quería más, que lo quería a él y que nadie ni nada iba a cambiar eso.

Lo último que sentí antes de dejar de pensar y centrarme en Arco y en sus labios era que mis pies no tocaban el suelo y  que una brisa tocaba mi piel.

Cuando nos separemos para respirar abrí los ojos y note mis sentidos de nuevo, ahora mis ojos no veían el pasillo de los dormitorios, ahora veían el cuarto de Arco, su cama debajo mía tenía unas sábanas muy suaves, tanto que no era un problema para mi estar acariciándolas todo el día.

Después de unos segundos para coger aire se volvió a acercar a mi quién esta vez estaba tumbada en la cama y con las piernas y manos entrelazadas respectivamente con las de Arco en vez de estar de pie. Cuando estábamos a punto de besarnos un ruido sonó,"otra vez el móvil" pensé, pero no era el móvil, era la puerta, ¡alguien estaba tocando a la puerta a las once de la noche!

- Va a ser que no voy a abrir la puerta, estoy mejor aquí ¿no crees?- dijo revolviéndose un poco contra mi haciendo que notara toda su masculinidad en mi abdomen.

Las hormonas tomaron el control, no le deje decir nada más, me agarre a él con los brazos y las piernas, lo atraje hacia mí y le bese, había perdido el control, y me gustaba, ¿como había podido creer que no estaba lista? Amo a Arco y el me ama, nada más importa, solo los dos.

El ruido de la puesta continuaba parecía que iban a tirar la puerta abajo, por lo que Arco mosqueado se levantó a abrir la puerta.
Al abrirla entró Mateo, saltando y diciendo cosas sin sentido, parecía un profeta que hablaba del amor.
- ¡Mateo, que coño hacer aquí!
- Pues este es mi cuarto también y.... ¿que crees que voy a hacer en un cuarto tonto? pues dormir.
- ¡No habíamos quedado en que tu hoy dormías con Marta!
-Ups se me olvidó, pero bueno ya que estoy aqui pues me quedo. Guau Maya- "silbido"- esa si que es una buena ropa interior.

¿Había dicho ropa interior? que yo recordara no me había quitado la ropa. Miré hacia abajo y mi que mi blusa estaba desabrochada, seguramente lo había hecho Arco cuando perdí el control de mis hormonas. Lo único que se me ocurrió para que no me viera así fue taparme y salir corriendo, esta vez si que debía de estar roja, seguramente si la enfermera me viera pensaría que tengo fiebre, no me detube hasta llegar a mi dormitorio, detrás mía oía la voz de Arco recordándome que tenia que hablar con Marta sobre el viaje.

Cuando llegue a mi habitación y abrí la puesta me encontré sola. Alan había muerto hacía poco, un coche lo había atropellado al salvar a uno de los niños pequeños del centro. Él valientemente se había interpuesto entre el niño y el coche apartándolo de un empujón y siendo atropellado él en su lugar.
Estuve varias semanas llorando por las esquinas, lo pase muy mal, sobre todo porque a parte de ser el primer regalo de Arco, era un animal, un ser vivo que sentía.

Ahora, que me encontraba sola en mi cuarto lo echaba más de menos, había guardado todas sus cosas para recordarlo, pero cada vez que las veo me pongo tan triste como antes, porque me doy cuenta de que nunca le volveré a ver, a que nunca volveré a jugar con él...

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